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La Revolución Radical de 1932 fue una
serie de frustrados intentos de restituir el orden
institucional interrumpido con el golpe de estado contra
el Presidente Dr.
Hipólito Yrigoyen perpetrado el
6 de septiembre
de 1930 por el Gral. José Félix Uriburu y
consolidado por su sucesor el Gral. Agustín Pedro Justo,
que llegaría a la presidencia de la Nación por la
alianza electoral denominada “Concordancia” en un
proceso caracterizado por el fraude al que se le sumaría
la proscripción y veto de los candidatos radicales.
La primera insurrección tuvo lugar el
20 de julio de 1931
cuando el Cnel.
Gregorio Pomar, radical yrigoyenista,
logró sublevar en Corrientes el Regimiento 9no. de
Infantería siendo rápidamente doblegado por el gobierno
nacional debiendo exiliarse en Paraguay.
El 3 de enero de 1932
en la ciudad de La Paz, Entre Ríos comenzaría otro
alzamiento, esta vez protagonizado por civiles.
Los hermanos Mario, Roberto y Eduardo Kennedy, tres
estancieros radicales yrigoyenistas, al mando de un
puñado de hombres logran tomar la policía, el correo y
otras dependencias locales como parte de un plan
revolucionario mayor que se aborto horas antes de su
concreción sin que ellos tuvieran conocimiento lo que
provocó la desmedida reacción del gobierno nacional que
organizo una feroz persecución que incluyo hasta un
bombardeo aéreo.
En diciembre de 1932 los intentos revolucionarios del
radicalismo vuelven a hacerse presente con el Tte. Cnel.
Atilio Cattáneo y el Mayor
Regino Lascano a la cabeza de
un centenar de oficiales del ejército que tenían como
objetivo derrocar el gobierno fraudulento de la
“Concordancia” y conformar una “Junta Revolucionaria”
transitoria constituida por civiles y militares, en su
mayoría de orientación radical que llamara a elecciones
legítimas en un plazo menor a un año.
El ambicioso plan revolucionario que incluía a civiles y
militares de varia provincias fue frustrado dos días
antes de su concreción por dos motivos fundamentales. El
primero era que el gobierno nacional no ignoraba la
existencia de grupos de oficiales disconformes con los
atropellos a la Constitución Nacional ocurridos desde el
golpe de estado de 1930, motivo por el cual el
Presidente Justo tras asumir la presidencia creo los
Servicios de Inteligencia del Ejercito que mediante
escuchas telefónicas, violación de correspondencias y la
infiltración de espías estaba al tanto de algunos de los
planes así como también de sus mentores. El segundo
motivo, algo más fortuito, fue la detonación accidental
de una bomba casera en una casa de la Capital Federal
donde se almacenaban armas y explosivos que serián
utilizados en la revolución.
Inmediatamente el gobierno nacional dictó el Estado de
Sitio y mandó a detener a los más destacados dirigentes
de la
Unión Cívica Radical para posteriormente expulsarlos
del país o ser enviados al sur argentino o la isla
Martin García a pesar de que muchos de ellos eran ajenos
a los planes conspirativos. Peor fue la suerte corrida
por el joven estudiante Pablo Pérez asesinado en los
incidentes con la policía porteña y la del Mayor
Lascano
que fue ultimado tras ser detenido en Curuzú Cuatiá,
Corrientes.
Por último el 28
de diciembre de 1933 mientras la Convención Nacional
partidaria sesionaba en Santa Fe, la insurrección
estalló en Rosario. Alrededor de cuarenta civiles
tomaron el cuartel de la Marina arrojando granadas. Un
intento similar se produjo en Cañada de Gómez, con el
liderazgo de un dirigente radical que se había excusado
de continuar con las deliberaciones en la convención
partidaria; lo mismo ocurrió en otras localidades
santafesinas como Esperanza, San Jerónimo y Coronda.
También en Córdoba y las ciudades correntinas de Santo
Tomé y Paso de los Libres existieron enfrentamientos
armados. Dos días más tarde la situación fue controlada
por las fuerzas policiales y del ejército con la
detención de la mayoría de los revolucionarios. Los
miembros de la convención que funcionaba en la localidad
de Santa Fe, en su mayoría desconocedores de los planes
de insurrección, fueron detenidos y nuevamente obligados
a exiliarse o trasladados a la Isla Martín García o al
extremo sur de la Argentina.
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Portada del diario “El Orden” de Santa Fe del 17 de
Diciembre de 1932 informando los acontecimiento del
intento revolucionario. |
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