Leandro Nicéforo Alem Iparraguirre nació el
martes,
22 de junio de
1875 en Buenos Aires, Argentina.
Militar con grado de Teniente 2do. del Ejército Argentino
que con tan solo 15 años de edad y siendo cadete del colegio
militar se sumó a la denominada
Revolución del Parque de Artillería de 1890.
El
1 de septiembre
1889 asistió al “
Mitin del Jardin Florida”
aunque no figura entre los cinco cadetes que fueron
castigados y expulsados del colegio militar por concurrir
con uniforme al acto donde se crea la
Unión Cívica de la Juventud.
En 1893 participó de la
Revolución Radical que en la provincia de Buenos Aires
fue liderada por su primo hermano
Hipólito Yrigoyen integrando un batallón comandado por
el también primo
Martin Yrigoyen.
En 1904 por decreto firmado por el Presidente Julio Roca y
el Ministro de guerra Pablo Riccheri fue dado de baja y a
pesar de reiterados pedidos nunca fue reintegrado a
servicio. Al año siguiente y nuevamente siguiendo a su primo
Hipólito participó de la
Revolución Radical de 1905.
También supo ejercer la docencia en carácter gratuito en el
barrio porteño de Caballito.
Fue el único hijo surgido de la relación de Doña Juana
Iparraguirre y el fundador del partido radical Dr.
Leandro Alem
quien tras tomar la drástica decisión de quitarse la vida el
1 de julio de 1896
deja como legado dos cartas, una conocida como su “
Testamento
Político” y la otra dirigida a su hijo Leandro que
fue publicada por el diario La Época.
Aquejado de una enfermedad, pasó sus últimos días en el
Hospital Militar de Buenos Aires y sus restos descansan en
el Cementerio de la Recoleta.
Falleció a los 46 años de edad el lunes,
30 de enero de 1922
en Buenos Aires, Argentina.
“
Leandro, hijo mío:
Antes de alcanzar la edad que ya tienes ahora, ya eran
muchas las amarguras y vicisitudes que debí sufrir para
formarme un hombre útil a la sociedad en cuyo seno he vivido
combatiendo con los nobles afanes de su constante
perfeccionamiento. Esta conducta, como digo arriba, me ha
deparado muchas amarguras, pero he preferido siempre la
línea recta, cualquiera fuesen los sacrificios o las
injusticias a afrontar.
Sigue mi ejemplo, Leandro. No antepongas nunca los intereses
pequeños o personales a los altos enigmas patrióticos y no
abandonando jamás la línea recta que yo seguí en mi azarosa
existencia, habrás rendido el mejor homenaje a mi memoria.
Te doy un beso en la frente para que la conserves pura. Esa
es tu herencia.”
Carta del Dr. Leandro Alem dirigida a su hijo el 1 de julio
de 1896
Fuentes:
. Ricardo de Titto - Cartas Póstumas - Ed. Norma - Buenos
Aires, 2009.
. Nuevo Diccionario Biográfico Argentino (1750-1930) -
Vicente O. Cutolo - Ed. Elche - Bs. As. 1968.
. Family Search.