EFEMÉRIDES RADICALES
Hombres, Mujeres y hechos de la Unión Cívica Radical día por día.

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Documentos de: Raúl Alfonsín - Mario Abel Amaya
Discurso de Raúl Alfonsín frente a la tumba de Maria Abel Amaya el día de su funeral
Trelew, Chubut, Argentina
21 de octubre de 1976

 
"Venimos a despedir a un amigo entrañable, adornado con virtudes singulares, nada comunes. Un amigo que llevaba al máximo su carácter bondadoso pero que, al mismo tiempo, sabía mantener con firmeza insólita sus convicciones. En ocasiones, una apreciación superficial podría hacerlo aparecer como un tanto ingenuo, cuando esto no era sino el abrirse permanentemente a cualquier posición para comprender al prójimo. Un amigo sencillo, que no sabía de vanidades: no sabía de jactancias. Un amigo valiente que no sabía de cobardías. Un amigo altruista que no conocía el egoísmo. Un hombre cabal, de extraordinaria dimensión humana, encerrada en un cuerpo de salud precaria. Pero venimos también a despedir a un distinguido correligionario, a un hombre radical, a un hombre de la democracia, que no la veía constreñida a las formalidades solamente, sino que la vitalizaba a través de la participación del pueblo para poner el acento en los aspectos integrales, en los aspectos sociales. Y venimos también a despedir a un hombre calumniado, infamemente calumniado, juntamente con otro correligionario que está sufriendo una cárcel que nadie se explica: Hipólito Solari Yrigoyen. Se pretende tergiversar el sentido de la lucha de estos dos extraordinarios correligionarios, cuyo único pecado es pretender solucionar los problemas de los desposeídos, cuyo único pecado es sostener con Yrigoyen la defensa del patrimonio nacional y, por encima de cualquier otra cosa, una concepción de la moral pública, que es lo que está pidiendo nuestra Argentina. Venimos, pues, a despedir a este amigo entrañable, a este correligionario extraordinario y a este hombre calumniado. Algún día una calle de esta ciudad llevará su nombre, porque su lucha se realizará y fructificará. Ruego a Dios que haga que el alma de Mario Abel Amaya descanse en paz. Ruego a Dios que permita sacarnos cuanto antes de esta pesadilla, de esta sangre, de este dolor, de esta muerte, para que se abran los cielos de nuevo; que en algún momento podamos venir todos juntos a esta tumba con aquellos recuerdos agridulces y recordar el esfuerzo del amigo y poder decirle que se realizó, que dio por fin sus frutos".
 
Raúl Alfonsín