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Convencidos de la profundidad de
la crisis, que por ser global excede el mero plano económico
y afecto la credibilidad de los argentinos, advertimos que
el poder no puede reposar en la fuerza y que el destino
nacional no debe ser trazado unilateralmente por un solo
sector, sino por el conjunto de la Nación. Se impone superar
las estériles antinomias y los desencuentros que venimos
arrastrando de las últimas décadas.
Esta convocatoria, si bien nace
de los partidos políticos, se dirige de manera amplia a
todos los sectores, ya que busca el interés general. Es a
partir de la RECONCILIACIÓN propuesta por la Iglesia, y que
ilumina el camino a recorrer, como pretendemos iniciar
nuestro levantado cometido de concertar voluntades en torno
a los comunes denominadores para elaborar un Proyecto
Nacional.
Serán inútiles los agravios
recíprocos y el intento de mantener la sociedad argentina
dividida en réprobos y elegidos; todos debemos asumir
nuestros errores y nuestros aciertos, y sin renunciar a la
individualidad ni a las líneas de pensamiento propias del
pluralismo democrático, considera- necesario detenernos un
instante para buscar coincidencias fundamentales que nos
permitan resolver ordenadamente la situación en que nos
encontramos, sin vencidos y con el país reconciliado.
En esta empresa, y compartiendo
los presupuestos del Documento Episcopal, creemos necesario
fijar dos premisas esenciales:
a) que todos los ciudadanos deben
sentir la responsabilidad de ser protagonistas y artífices
de su propio destino como pueblo;
b) que la mayoría tiene el
derecho de gobernar y decidir el rumbo político de la
Nación, así como que las minorías tienen el derecho de
disentir y proponer caminos alternativos.
La reconciliación no podrá
alcanzar si no es sobre la base de la verdad, y sin soslayar
los problemas acuciantes; a nuestro juicio las dificultades
se originan en la ausencia de toda participación popular en
las decisiones trascendentes que hacen al destino de la
Patria. Y no ha de verse en este reclamo otro sentimiento
que servir lealmente a la República y a su pueblo,
conscientes que únicamente la participación real de los
sectores representativos podrá hacer efectivo el rescate de
la normalidad y la paz de todos los argentinos, en una
síntesis de unidad nacional.
El llamamiento va dirigido a
todos los sectores de la vida nacional sin exclusiones -
políticos, sociales, de los trabajadores, empresariales,
espirituales, culturales, profesionales y militares-; y se
inspira en la necesidad perentoria de elaborar, en conjunto,
con espíritu de grandeza y autentica generosidad, una
estrategia global que aglutine a todas las fuerzas e ideas
de la Nación, con raigambre nacional, democrática y
humanista, que nos legaron los fundadores de la
nacionalidad.
Emprendemos en consecuencia la
tarea reparadora de concretar, en el menor tiempo posible,
los siguientes:
OBJETIVOS BÁSICOS:
1) Retorno al estado de derecho
mediante la plena vigencia de la Constitución Nacional.
Remoción de todas las restricciones que afecten el libre
ejercicio de los derechos humanos y de las garantías
constitucionales.
2) Normalización inmediata y
efectiva de la actividad política, gremial, empresaria,
estudiantil y cultural, sin condicionarla a la sanción de
nuevas normas reglamentarias.
3) Formulación de un plan
político que contenga un cronograma de plazos inmediatos y
precisos que deberá cumplirse inexorablemente para la
definitiva institucionalización del país, en el cual el
sufragio es instrumento insustituible.
4) Elaboración de un programa
para la emergencia que permita superar la crisis e iniciar
la reconstrucción de la economía nacional. A tales efectos
deberán modificarse los criterios en virtud de los cuales se
privilegia la especulación y la importación por sobre la
producción nacional y generar un sinceramiento de la paridad
cambiaria, elevando la protección arancelaria y colocan- do
las finanzas al servicio del aparato productivo mediante un
amplio saneamiento de los pasivos empresarios con tasas de
interés accesibles. Igualmente deberá operarse la
eliminación del déficit fiscal.
La política para la coyuntura,
además, deberá insertarse en el marco de un desarrollo
sostenido y equilibrado, recuperando la autonomía de
decisión nacional en defensa de su patrimonio, buscando la
integración de la estructura industrial en el
fortalecimiento de los sectores básicos, el crecimiento
vigoroso del sector agropecuario y la profundización del
desarrollo regional.
5) Recuperación del salario real
mediante el libre funcionamiento de las convenciones
colectivas de trabajo, que restituya la seguridad y el
resguardo de la familia trabajadora y preserve los derechos
del sector pasivo. Asegurar el acceso a la vivienda y la
atención de la salud a los sectores de menores ingresos.
6) Mejoramiento de la educación
en sus distintos niveles mediante un régimen creativo con
sustento presupuestario garantizado y que asegure
posibilidades igualitarias.
7) Posibilitar el libre acceso a
los medios de comunicación en poder del Estado, a todos los
sectores representativos y corrientes de opinión. Supresión
de toda forma de censura.
Firman:
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