Documentos
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Hipólito Yrigoyen |
Reclamo de Hipólito Yrigoyen por las obstrucciones del Congreso
(1930)
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Buenos Aires, 17 de enero de 1930.
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Al Honorable Congreso
de la Nación:
Informado el Poder Ejecutivo de que una vez más no ha
podido celebrar sesión Vuestra Honorabilidad haciendo
sufrir un nuevo -retardo a los importantes asuntos de
bien, público que tiene a consideración desde largo
tiempo atrás, se ve en el caso de dirigirse nuevamente a
ese Cuerpo para insistir sobre la necesidad imperiosa de
que preste la debida atención y convierta en leyes los
proyectos que ha recibido de la Honorable Cámara de
Diputados; la demora de cuyas sanciones está ocasionando
graves perjuicios a los más respetables intereses del
país.
En mensajes anteriores, el Poder Ejecutivo ha expuesto a
V. Honorabilidad las razones que lo determinaban a urgir
la aprobación de cada una de las leyes que hoy reclama
nuevamente; por eso se siente impulsado a reiterar sus
anteriores exhortaciones, llamando a ese Cuerpo a las
realidades de una hora. que solicita la acción común de
todos los poderes del gobierno para superar con éxito
las dificultades que plantean las circunstancias y para
propulsar el desenvolvimiento de las energías que
elaboran la prosperidad del país y el bienestar general
de sus habitantes.
En consecuencia, se dirige a Vuestra Honorabilidad en
procura de los elementos legislativos necesarios para
poner en movimiento las fuerzas vivas del país, para
proteger su economía y para contribuir de otros modos a
su progreso. Ya con ese propósito el Poder Ejecutivo
prorrogó el período ordinario de sesiones del Honorable
Congreso, enunciándole aquellos asuntos que consideraba
de mayor apremio para el país, habiéndolo convocado en
la plena integridad de sus atribuciones para que en
cualquier momento pudiera ejercitarlas en beneficio de
las superiores conveniencias de la Nación.
Desde luego, el Poder Ejecutivo no requiere de Vuestra
Honorabilidad nada más que aquellas leyes que por haber
sido ya tratadas por la Honorable Cámara de Diputados,
sólo dependen del Honorable Senado y que por el carácter
que resisten son indispensables a la , economía
nacional, al bienestar popular y al trabajo de la hora
presente, en sus múltiples manifestaciones. Son las
enumeradas en el mensaje de prórroga de las sesiones del
Honorable Congreso y se citan a continuación en el orden
cronológico de su envío a Vuestra Honorabilidad 1)
Legislación sobre régimen del petróleo; 2) Reformas a la
ley de arrendamientos agrícolas; 3) Creación del Banco
Agrícola; 4) Autorización al Banco Hipotecario Nacional
para emitir cédulas; 5) Bonos de pavimentación para la
Capital; 6) Convenio con Inglaterra.
Cada una de estas leyes contempla un aspecto de la vida
nacional, resuelve algunos de sus problemas o satisface
alguna apremiante necesidad de su progreso.
El Poder Ejecutivo no cree necesario reiterar ante
Vuestra Honorabilidad su pensamiento en cuanto a la
legislación sobre el Petróleo. La sanción de las leyes
sobre esta materia importa incorporar un recurso
verdaderamente poderoso, permitiendo utilizar como
propulsor de nuestra grandeza esa inmensa riqueza con
que la Divina Providencia ha dotado al territorio
nacional como un generoso don que puede compensarnos en
la medida de lo posible de la pérdida de otras riquezas
naturales, como las tierras públicas.
Bien sabe Vuestra Honorabilidad que la aplicación de un
nuevo régimen legal del petróleo está llamado a producir
incalculables beneficios de todo orden como tampoco
puede ignorar que el retardo indefinido de su sanción
motiva pérdidas enormes, traducidas en considerables
sumas substraídas consecutivamente a la prosperidad
nacional.
La situación que atraviesan las industrias del campo,
azotadas por una sequía que ha comprometido gravemente
los esfuerzos de un año de trabajo, disminuyendo
considerablemente el volumen de nuestra producción,
revelan el vacío que hubiera podido llenar, en gran
parte, un crédito agrario bien organizado y distribuido
y acusar la necesidad de sancionar de inmediato las
reformas a la ley de arrendamientos agrícolas, para
aliviar en alguna forma la situación angustiosa de los
agricultores obligados a renovar contratos onerosos, o
expuestos a ser expulsados de los predios en donde los
fenómenos adversos del clima han frustrado su trabajo y
aniquilado las esperanzas depositadas en el fruto de su
laboriosidad.
No puede desconocer Vuestra Honorabilidad que una vasta
zona productora de la República ha sido asolada por la
sequía, al punto de que no sólo se han perdido las
sementeras, sino que han perecido hasta los animales de
labranza y domésticas, viviendo actualmente sus
habitantes de los socorros en víveres que les suministra
al gobierno para alejar el fantasma del hambre que se
cierne sobre esas desventuradas poblaciones. Es menester
rehabilitar económicamente a esos trabajadores, mediante
el crédito que les suministra recursos para reanudar sus
labores y subsistir hasta la terminación del próximo año
agrícola ; como es necesario, asimismo favorecer sus
condiciones de trabajo, estableciendo legislativamente
las bases de los contratos de arrendamientos para
aligerar la economía campesina de la pesada carga que
implican los cánones actuales, establecidos sobre una
estimación exagerada del valor de los campos o sobre un
cálculo de productividad no justificado por la situación
real del País.
El Banco Agrícola pudo estar ya en funciones para
atender a lo primero; la reforma a la ley de
arrendamientos agrícolas puede todavía, si Vuestra
Honorabilidad se decide a sancionarla, mejorar las
perspectivas de la población rural abrumada por las
escaseces de todo orden y avocada, tal vez, a la
necesidad de un éxodo por no poder arrendar chacras ni
campos en las condiciones que han contribuido a
conducirla hasta su fracaso actual.
Estrechamente vinculado con la situación agraria del
país, está el convenio de créditos recíprocos con
Inglaterra, sancionado ya por la Honorable Cámara de
Diputados y que solamente espera ser convertido en Ley
por el Senado para producir los grandes bienes que se
tuvieron en cuenta al firmarlo, ad-referéndum por el
Poder Ejecutivo.
Ese convenio, concebido y armonizado con prescindencia
absoluta de mezquinos resguardos, aparte de sus elevadas
finalidades de otro orden, que no escaparán al criterio
de Vuestra Honorabilidad dará por resultado inmediato
una demanda en plaza por fuertes valores, en los
momentos mismos en que se negocia nuestra cosecha,
habiendo influido ya, como es fácil comprobarlo, en el
alza de las cotizaciones de los cereales, con los
consiguientes beneficios para el productor.
Hay, entonces, razones económicas, políticas y hasta de
cortesía internacional, que aconsejan la pronta sanción
del convenio recíproco con la Gran Bretaña, que desde
hace varias semanas se encuentra a consideración del
Senado.
Por lo que hace a la ley que autoriza al Banco
Hipotecario Nacional para emitir hasta 500 millones de
pesos en cédulas, su importancia y su necesidad son tan
evidentes que resulta superfluo toda demostración ante
un Cuerpo que debe conocer a fondo la vigorosa función
que el crédito inmobiliario desempeña en el
desenvolvimiento económico del país. En cualquier
circunstancia hubiese sido pernicioso enervar el
enérgico apoyo que el crédito hipotecario oficial presta
a la economía argentina; en las actuales, caracterizadas
por fenómenos anormales de distinta naturaleza, resulta
verdaderamente temerario imponer sin causa la parálisis
de las fecundas actividades que competen al Banco
Hipotecario Nacional.
Me referiré finalmente a la ley de bonos de
pavimentación para la Capital Federal, recordando a
Vuestra Honorabilidad, que ella responde a exigencias
inaplazables de urbanización del municipio proveyendo al
gobierno comunal de los recursos necesarios para mejorar
las condiciones edilicias de los grandes barrios
excéntricos habitados por las clases trabajadoras de la
capital.
En posesión de los medios financieros que le dará dicha
ley la municipalidad se pondría en condiciones de
impulsar el progreso de la ciudad, actualmente estancado
en forma que no condice con lo que debe ser la Capital
de la República.
Por otra parte, esa ley esperada y reclamada puede ser
ejecutada de inmediato, pues delegaciones concurrentes
de los distintos barrios y recursos de todo orden están
listos para realizar los trabajos, disponiendo de
elementos que actualmente se desgastan y consumen a sí
mismo por falta de aplicación.
No juzga necesario el Poder Ejecutivo extenderse en
mayores consideraciones para justificar el imperioso
deber de interés público que motiva este mensaje.
Vuestra Honorabilidad como el país entero, conocen todas
las medidas y actitudes asumidas por el Poder Ejecutivo
en protección de los intereses nacionales, en defensa de
la prosperidad del país y para asegurar su bienestar,
amparándolo contra todas las contingencias que hayan
podido sobrevenir. Si Vuestra Honorabilidad no considera
eficientes y benéficas esas medidas y esas actitudes,
sírvase sancionar otras que a su juicio sean más
conducentes; pero no deje al país sin los resguardos y
garantías de una legislación apropiada.
De modo que de tal designio de V. Honorabilidad respecto
a las sanciones que tiene a su despacho, dependen los
beneficios reparadores que se podrán alcanzar con esas
leyes o el malogramiento de todos los esfuerzos hechos
por el Gobierno y el país en las circunstancias
presentes. |
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Hipólito Yrigoyen |
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