1- Concepto
Damos el nombre de contradicción fundamental al
enfrentamiento principal de sectores sociales en una
sociedad determinada, que por su importancia trasciende
el marco de los demás enfrentamiento sectoriales que
existen los cuales adquieren un carácter secundario y
proyecta sus consecuencias hacia todos los sectores de
esa sociedad. En toda sociedad hay gran numero de
conflictos, tensiones y luchas de todo tipo: de orden
económico, cultural, político, religioso, racial, etc;
la verificación y determinación de cual es el conflicto
o contradicción fundamental es la guía mas adecuada para
saber hacia donde debemos orientar nuestra política.
Saber determinar la contradicción principal, sus
características, su dimensión y sus componentes
sociales, así como saber elaborar su solución es el paso
fundamental para el análisis de una sociedad y para el
desarrollo de una actividad política correcta.
La contradicción fundamental se expresa de diversas
formas y en diversos planos. Un problema que traba el
desarrollo nacional e impide la realización de un pais
el nuestro, por ejemplo- abarca un complejo de
situaciones en todos los ordenes, inseparables los unos
y los otros, de ahí que en nuestro análisis no debemos
esquematizar nuestra visión para reducirla a un solo
sector de la realidad- el político, por ejemplo- sino
que debemos estudiar el problema principal en su
totalidad, sus matices y grupos sociales integrantes, la
forma en que actúan y se relacionan entre si, para
encontrar la solución mas adecuada a la contradicción
fundamental, superarla y pasar a un estadio mas elevado
del desarrollo social, seguramente con otra
contradicción principal y otros problemas. Todo debe ser
motivo de un análisis objetivo y desapasionado: la
actuación de las clases sociales, de los grupos de
poder, de los factores de presión, de las organizaciones
populares y antipopulares, de las instituciones armadas,
etc.
2- La contradicción fundamental en la Argentina
actual.
Luego de analizar objetivamente la historia Argentina,
el funcionamiento de nuestra economía, de nuestra
política y de nuestra cultura, los jóvenes radicales
hemos coincidido en que la contradicción fundamental en
nuestro pais es de carácter nacional es decir que, lejos
de parcializar la zona de conflicto, este se extiende a
todos los ámbitos de la vida nacional, o sea que nuestro
problema principal no tiene como determinante el
conflicto por la distribución del ingreso entre
trabajadores y empresarios, ni pasa por enfrentamientos
raciales o religiosos, ni por la lucha entre un partido
político con otro en los procesos electorales. La
contradicción fundamental que sufre la Argentina es la
que enfrenta a toda la Nación con los intereses de todo
orden que quieren destruirla.
Los protagonistas de esta contradicción son: el Pueblo
Argentino por un lado y el complejo antinacional
oligárquico-monopólico-imperialista por el otro.
La Nación necesita independencia para lograr su
realización y la felicidad de su pueblo. El complejo
antinacional necesita, por lo contrario, un pais
debilitado para hacer buenos negocios y para ello se da
una tarea de debilitamiento de la Nación, en todos los
ordenes: económico, político, cultural, moral.
Son dos campos sociales, dos polos económicos, política
e históricamente irreconciliables, a los que también
denominamos Pueblo y antipueblo. Son irreconciliables
porque sus intereses son correlativamente divergentes,
es decir que el beneficio de uno lleva implícito el daño
a los intereses del otro y la evolución del proceso
social y económico conduce inexorablemente a una
acentuación de esta contradicción fundamental que se
hace cada vez mas tensa y solo se resolverá con la
Destrucción Integral de uno de sus polos y el Triunfo
del otro.
Este carácter irreconciliable entre los intereses del
pueblo Argentino y los de sus enemigos se ira
comprendiendo y profundizando a medida que se avance en
el estudio de las contradicciones y de las luchas
concretas del pueblo por sus reivindicaciones, contra el
antipueblo, y la naturaleza esencialmente diferente de
los componentes de ambos campos.
3- Componentes sociales de los dos términos de
la contradicción fundamental.
Al definir a la contradicción fundamental en la
Argentina como una contradicción de características
Nacionales, lo hacemos para comprender la complejidad de
su estructura, de su dinámica interna y de sus
expresiones. Con esto queremos decir que el problema
Argentino tiene riqueza en matices mucho mas grande que
si la lucha principal fuera entre trabajadores y
empresarios, por ejemplo, como lo es en algunas
sociedades mas desarrolladas.
Componen el campo del Pueblo, la clase trabajadora
urbana y rural, las clases medias (pequeña y mediana
burguesía comercial, industrial y rural), los
profesionales, la intelectualidad progresista y el
movimiento estudiantil. Cualitativamente abarca mas del
95 % de la población y de su trabajo sale la producción
Nacional.
Componen el campo del antipueblo, los grupos económicos
y empresariales vinculados al imperialismo
norteamericano, ingles, europeo y multinacional, la
oligarquía terrateniente, los monopolios exportadores e
importadores y de la intermediación, y la oligarquía
financiera.
Cuantitativamente conforma el 5 % de la población y
posee en sus manos la inmensa mayoria del poder
económico y de la producción Argentina.
Históricamente ha tenido el manejo de los resortes
económicos y culturales claves y es el gran responsable
del atraso del pais, por haber utilizado siempre el
trabajo del Pueblo Argentino en función de sus intereses
parasitarios.
Párrafo aparte aparte merecen las Fuerzas Armadas y la
Iglesia. Si bien creemos en la necesidad de que la
Nación tenga sus F.F.A.A., las actuales no tienen nada
que ver con las que el pais necesita; pues se han
convertido en un ejercito de ocupación de su propio
territorio, para posibilitar así que los personeros del
imperialismo apliquen las políticas que les dictan sus
patrones desde los centros del poder mundial (Vg.:
gestiones de Pinedo, Alzogaray, Krieger Vasena, Martínez
de Hoz). Argentina necesita F.F.A.A. modernas, eficaces,
profesionales sin servicio militar obligatorio y
firmemente consustanciadas con la Nación. Las escuelas
militares deben formar hombres de la talla del Gral. San
Martín y del Gral. Mosconi; Uriburus, Videlas y Cia.
deben ser parte de la historia negra Argentina que
debemos enseñar a las nuevas generaciones para que jamas
se vuelva a repetir las circunstancias que posibilitaron
que estos nefastos personajes junto a los ministros de
economía antes nombrados vuelvan a dirigir los destinos
de la Argentina, en beneficio de los intereses del
imperialismo de turno y sus circunstanciales personeros.
La Iglesia Católica a través de la doctrina social y
luego de las Conferencias del Episcopado Latinoamericano
de Medellín y Puebla, se ha preocupado profundamente por
el hombre que sufre ...situaciones de pobreza y
relaciones de injusticia..., pero lamentablemente la
estructura formal de la Iglesia Católica Apostólica
Romana de nuestro pais no ha participado con énfasis en
la lucha por la democracia y la igualdad de los pueblos
de nuestra América pobre, como lo han hecho Iglesias de
países hermanos.
4- Forma de acción política del antipueblo.
El campo del antipueblo caracteriza su accionar
a través de los distintos sectores que lo conforman. Los
grupos económicos y empresarios vinculados al
imperialismo utilizan la política imperialista mundial
de cuyo sistema la Argentina forma parte. En ese
sentido, el imperialismo intenta determinados roles para
los distintos sistemas económicos nacionales que domina
o trata de dominar; normalmente, este rol es el servir
de válvula de escape a las superproducciones y excesos
industriales de los países centrales, no solo de bienes
de consumo sino de bienes de capital y maquinas
herramientas. La dependencia de países neocoloniales, en
síntesis, es indispensable para la existencia del
imperialismo ya que de no existir estos sistemas
escapes, las crisis económicas se producirán dentro de
los limites nacionales de los países centrales.
A los grupos imperialista les interesa actuando en
consecuencia- convertir a las economías de los pueblos
que sojuzgan en apéndices del sistema imperialista,
aunque esto provoque el estancamiento y el atraso de los
países dependientes.
En algunos casos empujan inteligentemente una falsa
política de desarrollo que posea bases económicas en los
países dependientes, sino que este caracterizada por la
subordinación tecnológica que mantiene a través de sus
equipos industriales excedentes y en desuso que son
vendidos a los países coloniales como ayuda para ese
desarrollo. Por supuesto que esta ayuda nunca esta
dirigida a las verdaderas causas del atraso, ni a sentar
las bases de un sistema económico Nacional Autónomo,
autosostenido e independiente, asentado sobre el
desarrollo de las industrias básicas: industria pesada,
de bienes de capital y de maquinas-herramientas. Por el
contrario, las característica de la ayuda es el interés
del imperialismo al que no le importa ni tiene en cuenta
las necesidades locales, sino sus motivaciones
empresarias monopólicos.
Por su parte, los sectores entreguistas de la burguesía
desarrollan una acción política imperialista sumamente
peligrosa por la sutileza y aparente razonabilidad y
además, por la imagen de modernista y transformadora de
que suele disfrazarse. Es consecuentemente abrazada por
empresarios con vocación de entrega que luego se
transforman en gerentes de monopolios extranjeros o
burguesía gerencia y esconden esta naturaleza
esencialmente antinacional por un leguaje aparentemente
antiimperialista destinado a confundir a las clases
populares. Así, por ejemplo, hablan de romper la
estructura agro-exportadora, de tecnificar el agro, de
racionalizar los servicios públicos y de transformar la
estructura agrícola-ganadera y pastoril de nuestra
economía por una estructura industrial moderna.
Pero lo cierto es que esa vocación de desarrollo es en
aquellas áreas industriales en las que tienen excedentes
de equipos industriales los países centrales. Que la
tecnificación del agro debe encararse sin preocuparse de
la transformación del régimen de tenencia de la tierra,
o sea sin realizar la reforma agraria. Que el desarrollo
Argentino debe basarse en el capital extranjero ya que
da por supuesta la aberración de sostener que el ahorro
Nacional no alcanza para financiar el desarrollo.
Sostiene que la única dependencia nacional se produce
por la estructura fundamentalmente agropecuaria de la
economía, confundiendo deliberada e intencionalmente los
términos para después sostener que el remedio consiste
en dar a la economía un desarrollo industrial, cualquier
desarrollo industrial, cuando la verdad es que con un
desarrollo industrial dependiente, los vínculos de
dominación imperial son aun mas fuertes que con un
desarrollo agropecuario dependiente, ya que a la
denominación clásica se une la tecnología: el pais queda
atado para la renovación de equipos, repuestos,
financiación, etc., al imperialismo.
En síntesis, este esquema pretende cambiar el contenido
económico Nacional, de agropecuario que no es tal pues
existe un grado de desarrollo capitalista deformado en
industrial, pero sin alterar los términos de las
dependencia, e incluso agravándolos.
La política imperialista no solo encuentra sus
defensores en los sectores entreguistas de la burguesía,
sino que también es defendida por la oligarquía
terrateniente- clase social que ocupa el decanato en
política antinacional y por el liberalismo.
Tradicional aliada del imperialismo ingles, la
oligarquía terrateniente defiende el libre empresismo
como doctrina economica para favorecer de esta manera la
colocación de sus carnes y cueros, y coincidiendo
objetivamente con los intereses imperialista. Afianza
sus lazos con los monopolios exportadores e
importadores, con los intereses de la intermediación y
con los capitales frigoríficos ingleses, regulando y
deformando el desarrollo económico Argentino.
La oligarquía no es, normalmente, desarrollista. Le
interesa mantener sus privilegios como clase social y su
ideología es la del mas crudo liberalismo, libre
aduanista y antiestatista. Sus intereses se centran en
la propiedad latifundista de la tierra y aprovecha
rentas parasitarias a través de las formas semifeudales
de la aparcería, la mediería y el arrendamiento. Esto no
le impide haber desarrollado algunas formas capitalistas
de explotación agraria, pero siempre sobre la base de la
propiedad latifundista.
Su idea como clase es una sociedad con poca población
humana y mucha población vacuna- un habitante cada
cuatro vacas como alguna vez dijo Faustino Fano, ex
presidente de la Sociedad Rural Argentina- y sus
concepciones son, sin lugar a dudas, sumamente
retrogradas desde el punto de vista económico.
El vinculo tradicional de la oligarquía latifundista con
el imperialismo se manifiesta por ejemplo a través de
los monopolios exportadores e importadores. Bunge "
Born, Dreyfus, etc., son el lazo económico que completa
el circuito antinacional, teniendo en sus manos la
comercialización de la gran mayoria de la producción
agropecuaria Argentina. Los beneficios de comercio
exterior, así, no pasan a financiar el desarrollo
independiente del pais; todo lo contrarió, a través de
la banca privada extranjera o seudonacional, pasa a
financiar la radicación de empresas multinacionales que
luego giran libremente al exterior sus dividendos,
royalties, derechos de marca y fabricación, etc.,
fortaleciendo de esta manera la dependencia.
Respecto de la oligarquía financiera, esta instrumenta
su acción política en los países de economía capitalista
dependiente como el nuestro, en base a las líneas
directrices que a nivel mundial son trazadas por los
grandes centros del poder financiero internacional.
A fines de colocar en las áreas claves del gobierno a
funcionarios vinculados con sus intereses, aquellos
centros de poder digitan y respaldan la irrupción de
regímenes totalitarios, generalmente encabezados por
sectores comprometidos de las F.F.A.A., que desde 1930
han actuado de esta manera sistemáticamente.
A partir de ello, su labor consiste en lanzar
determinados paquetes de medidas cambiarias,
arancelarias, impositivas y crediticias ordenadas desde
el exterior, que desalienten la producción Nacional y
favorezcan el establecimiento y enriquecimiento del
mayor numero posible de sucursales multinacionales y
seudonacionales de aquellos grandes grupos financieros,
sin ofrecer trabas para que sus enormes utilidades
puedan ser giradas libre y fácilmente hacia sus oficinas
centrales.
Dado que los gerentes y directores de estos grupos
financieros son a su vez funcionarios del gobierno, por
medio de estas medidas como por ejemplo el manejo de las
tasas de interés, la subvaluacion arbitraria y
artificial de las divisas, los porcentajes arancelarios
de la exportación y la importación, y la política
fiscal-, se opera un evidente transferencia de la
riqueza Nacional basada en la producción, hacia los
factores de la especulación financiera, ya que el dinero
que ellos manejan, elemento de por si improductivo, se
ha transformado en el eje del sistema económico.
Así se produce el deterioro del aparato productivo
agropecuario e industrial, el desmantelamiento de las
economías regionales, la caída del salario y la
desocupación de las clases trabajadoras, etc., con lo
cual se frenan todas las posibilidades de desarrollo del
pais dependiente.
Por otra parte este tipo de acción política debe estar
necesariamente apoyado en el crecimiento desmedido de la
dominación militar sobre la sociedad civil, con el
correlativo incremento de los gastos de seguridad y la
confiscación de las libertades publicas y las garantías
individuales por medio de un complejo aparato represivo
que le asegure el desmantelamiento de todas las
organizaciones políticas y sociales que a través de la
participación popular puedan oponer alguna resistencia
en defensa del interés general, la represión física e
ideológica, la esterilización masiva de la creatividad
popular, la colonización, el manejo de la información,
etc., para evitar todo foco de oposición al sistema, al
cual termina por destruir por completo el aparato
productivo de la Nación y lo que es mas grave, modifica
su estructura social en función de lograr que una ínfima
minoria o elite intelectual que mantiene la posibilidad
de acceder a la cultura, con el poder económico y
orientación castrense, gobierne a todo un pueblo
económicamente empobrecido y culturalmente adormecido.
Los intereses del antipueblo tienden pues,
necesariamente, a desconocer las necesidades de las
grandes mayorías populares. El resultado de la política
del antipueblo en el poder, defendiendo sus mezquinos
intereses, produce resultados negativos en todos los
sectores del campo popular.
En la clase trabajadora, cuyos salarios son congelados o
minimamente aumentados por la política imperialista;
cuyas fuentes de trabajo son cerradas o racionalizadas,
sin crearse otras nuevas, cuyos sindicatos son
intervenidos si protestan: cuyas conquistas sociales son
barridas y negadas y cuyo índice de desocupación aumenta
cada día mas.
En los empleados públicos, objeto de irracionales
prescindibilidades llevadas periódicamente adelante con
el pretexto de reducir los gastos del Estado, que se
elevan a suma siderales, no por los sueldos abonados a
los empleados, sino por los derroches armamentistas y el
servicio de la deuda externa contraída con los gobiernos
antipopulares.
En los jubilados y pensionados, cuyas cajas son
intervenidas y saqueadas. En los técnicos obligados a
emigrar por el estancamiento del país. En los
profesionales afectados por la situación general de
iliquidez; en los artistas y escritores, censurados y
sometidos culturalmente por el oscurantismo represivo.
En el empresario Nacional no conciliador, perjudicado
por la introducción sin freno de mercaderías extranjeras
producidas en masa y bajo costos, y perjudicado también
por la política crediticia destinada a financiar la
radicación de fuertes empresa extranjeras alas que se
les brinda toda protección oficial. Esto a llevado en
muchos casos a la transferencia directa de auténticas
empresas Argentinas al capital imperialista favorecido
por la subvaluación de nuestro signo monetario.
En las clases medias, afectadas por la dramática
situación económica y el receso e inmovilidad económicas
producidos por políticas antipopulares, además de estar
presionadas por medidas accesorias de distinta índole
(leyes de arrendamiento, limitación del crédito, etc) y
por la fuerte presión impositiva.
Y finalmente respecto del accionar del imperialismo,
debemos decir que cuando sus intereses directos corren
algún grado de peligro, no dudan de participar
activamente en derrocamiento de gobiernos democráticos
ni en invadir militarmente otros países. La historia del
mundo es rica en ejemplos, pero particularmente la de
América Latina, que desde la Política del Garrote
norteamericana hasta Malvinas nos demuestra que no
vaciló ni vacilará jamás en usar todos los recursos a su
alcance para defender sus privilegios.
5- Expresión de la contradicción fundamental
desde 1976.
Además de ser un realidad compleja, la
contradicción fundamental en la Argentina es enormemente
grave porque pone en cuestión la propia existencia de la
Nación. Si hay algo que enseñó descarnadamente el
proceso iniciado en Marzo de 1976 es que el sector
antinacional de la contradicción principal en la
Argentina no tiene escrúpulos en la propia destrucción
de la Nación Argentina si ello es necesario para
perpetuar su dominio y acrecentar su poder económico.
Esto quiere decir que no se trata de una simple pugna
por diferentes orientaciones económicas, como si fuera
una inocente discusión ideológica. Por el contrario, la
ofensiva antinacional iniciada en 1976 fue una colosal
arremetida en todos los planos. El objetivo de destruir
a la Nación se dio en la economía, es cierto, pero
también en la política, en la educación, en la salud, en
la cultura. Y así como se logró desmantelar el aparato
económico y productivo, también se hizo lo propio con el
aparato político, con la organización gremial y
empresaria, con la cultura Nacional y con la salud del
Pueblo. Y hasta con la conformación mental, con el alma
Nacional a la que se intentó vaciar del contenido
tradicional, humanista, solidario y fraterno para
hacerla competitiva, individualista, egoísta, inhumana.
Todo lo que conforma una Nación, lo que hace una entidad
diferente, que posibilita la realización de su pueblo,
fue objeto de ataque despiadado. Hasta la historia que
también se negó y distorsionó.
Por eso se prohibió la actividad política y estudiantil,
desmantelando la estructura política del pueblo. Por eso
se prohibió la actividad gremial de los obreros y
empresarios Nacionales, impidiendo la defensa de los
intereses legítimos del sector. Por eso se amordazó la
comunicación social y por eso se ahogó la cultura, con
la censura y la represión ideológica. Y por eso se
pasaron a retiro decenas de cuadros de las fuerzas
armadas que no coincidían con los Objetivos del Proceso
llevando así a la práctica el totalitarismo más absoluto
que conozca la historia Nacional. Detenidos sin proceso,
desaparecidos, miles de compatriotas asesinados,
centenares de miles de exiliados y un pueblo atontado,
no son consecuencias no queridas: son un objetivo
fríamente perseguido.
La doctrina monetarista de la Escuela de Chicago fue el
andamiaje ideológico-económico, con el instrumento de la
peste financiera; la doctrina de la Seguridad Nacional
delineada por el Pentágono, fue el andamiaje
ideológico-político; la doctrina del Eficientísmo y de
la Subsidiariedad del Estado fue el argumento para
destrozar la salud y la educación públicas. Todo en el
marco de una negación del derecho de libre discusión, de
polémica pública, de cuestionamiento libre a las medidas
de gobierno, en síntesis, de negación del funcionamiento
democrático que, en sí, es una trinchera contra todos
los intentos antinacionales y antipopulares.
Cada aspecto de la realidad que analicemos nos muestra
una expresión de la contradicción fundamental. En cada
episodio de la realidad cotidiana vemos la proyección de
ésta opción que enfrenta a la nación con sus enemigos,
desde una decisión económica que aumenta las tasas de
interés con el argumento anticientífico y caprichoso que
deben acompañar a la inflación, hasta una cultural que
fomenta determinado tipo de música comercial extranjera.
6- La estrategia del antipueblo.
La historia nos demuestra, además, que la
estrategia del complejo antinacional ha sido la de
impulsar sistemáticamente la división artificial de las
mayorías nacionales, las cuales, mas allá de sus
diferencias parciales, están unidas por su contradicción
básica e irreconciliable con el antipueblo. Así, el
complejo antinacional a tendido a que los distintos
sectores nacionales se enfrenten entre sí por problemas
secundarios, perdiendo de vista el problema o la
contradicción principal. Esto ha llevado a un
debilitamiento de la cohesión solidaria entre los
componentes de la Nación, lo que ha provocado que, por
un lado, nuestro país no haya podido empezar un camino
libre de crecimiento y prosperidad y por el otro que
nuestros diversos sectores nacionales hayan hecho crecer
tanto sus enfrentamientos parciales que han perdido de
vista, históricamente, cual es el problema principal,
dando erróneamente a los enfrentamiento internos el
carácter de fundamentales.
Estas dos consecuencias son a su vez causas, porque a
raíz de ellas se agrava el problema principal de nación-
antinación. Ello pasa porque ante la falta de claridad
de comprensión del problema fundamental del país por
parte de sus sectores más importantes, esta
desorientación y división artificial es aprovechada por
importantes intereses económicos y políticos para
avanzar de su situación de dominio y perpetuar la
dependencia y desintegración Nacional.
La lucha que por años protagonizaron peronistas y
radicales, por ejemplo, con tener sus justificativos
parciales (contradicción secundaria), perdió de vista
que por sobre ella debía existir una coincidencia
fundamental entre ambos en cuanto a las pautas
fundamentales del país que necesitamos. Esta afirmación
no implica distribuir culpas sino hacer experiencia
histórica, comprendiendo los errores que el campo
popular cometió al antagonizar sus enfrentamientos
intestinos. Ello dividió fuertemente al pueblo, a sus
conducciones políticas, a sus clases sociales, y
permitió que sobre ésta división cabalgaran quienes
tenían intereses contrapuestos a los intereses de la
mayoría de los Argentinos representados por el peronismo
y el radicalismo.
El perder de vista la cuestión principal posibilitó que
los radicales ayudaran a la oligarquía en el golpe del
55 y que los peronistas al golpe del 66. Ambos, por
encima de sus justificativos parciales, actuaron sin
comprender el tenor de la contradicción principal del
país. Pero lo que es más grave, permitieron que a raíz
de éstas actitudes equivocadas, se ahondaran la división
en el seno del Pueblo, debilitando la fuerza de la
Nación para defenderse de sus verdaderos enemigos.
7- Planteo básico de la estrategia del campo
popular.
Por lo tanto, si el enemigo de la Nación ha
intentado sistemáticamente imponer su máxima dividir
para reinar, nuestra respuesta debe ser la unificación
de las fuerzas que componen el campo popular, para
realizar la Liberación Nacional, pues a la gigantesca y
poderosa alianza del antipueblo, sólo se la podrá
derrotar y vencer con una alianza social más poderosa e
invencible: la que inexorablemente tomará el Pueblo
Argentino.
Si bien tanto el campo popular como el antipueblo
canalizan sus diversas formas de acción política por
medio de sus expresiones partidarias, debemos comprender
con claridad que no existe un partido o movimiento que
represente a la totalidad del pueblo, ni movimiento,
partido o expresión de cualquier tipo que represente la
totalidad del antipueblo.
Asimismo, la vida política, tanto del pueblo como del
antipueblo, no se reduce a sus expresiones partidarias.
Así el pueblo expresa sus intereses políticamente
también a través de sindicatos obreros, huelgas,
movilizaciones, colegios profesionales, movimiento
estudiantil, movimientos agrarios, organizaciones del
empresariado Argentino no comprometido con la
penetración imperialista y organizaciones de la
intelectualidad progresista.
El antipueblo, a u vez, se expresa a través de equipos
ideológicos que integran sus diferentes organizaciones,
las organizaciones del empresariado entreguista y
antinacional, de las organizaciones latifundistas de la
oligarquía (Sociedad Rural) y de la gran prensa, y otros
factores de poder.
Esto nos indica que no se debe esquematizar el análisis
hasta concebir a la sociedad argentina en un maniqueísmo
sin matices. Todo lo contrario, la sociedad tiene una
riqueza dialéctica en expresiones parciales de la clase,
en contradicciones secundarias, en circunstancias
políticas supraestructurales y en innumerable
motivaciones de orden cultural, moral, efectivo,
ideológico, religioso y político que a veces desfiguran
la clara visualización de la Contradicción Fundamental
en una confusión que asiduamente es empujada por el
antipueblo a través de los medios de comunicación
masivos, domina, creando imágenes falsas, dando noticias
distorsionadas o falseadas, etc.; a fin de fracturar el
campo del pueblo enfrentando a las clases sociales
objetivamente aliadas (por ejemplo, trabajadores y
clases medias) parar trasladar el eje de discusión
política ficticiamente de la verdadera opción
Pueblo-antipueblo, a falsas opciones sobre las que
perdura su dominación.
Por ello es indispensable identificar con una claridad
absoluta cual es nuestro enemigo. No se trata aquí de
una lucha contra fantasmas. Por el contrario, hay
sectores perfectamente identificados, hay intereses y
hay grupos sociales cuya existencia como tales es
incompatible con la Nación. No asumir esta realidad
significaría un error tan grave como peleamos por
problemas secundarios.
Es así que el objetivo fundamental de nuestra estrategia
debe ser unificar a todas las fuerzas que componen el
campo popular en la sociedad argentina, radicales,
peronistas, socialistas, trabajadores, empresarios,
clases medias, hombres de campo, artistas,
intelectuales, docentes, amas de casa, unidos también
con aquellos militares que honren a San Martín y a
Moscón, para luchar por la grandeza de la Nación y para
derrotar a la peste financiera, a los intereses
parasitarios externos e internos, para demostrar el
esquema de poder construido por los grupos
antidemocráticos, para defender el desarrollo nacional
de los intereses monopólicos de las transnacionales,
para erradicar definitivamente del cuerpo social las
lacras de los militares- financistas o empresarios al
servicio de intereses antinacionales, para que nunca más
se ponga en duda en la Argentina el derecho a la vida, a
la integridad física, a la libre expresión personal o
por la prensa, el derecho de reunirse y de asociarse, el
derecho a la seguridad personal, etc. y para lograr que
las FF.AA. se conviertan en la fuerza armada de la
democracia.
La contradicción principal sólo se superará, pues,
venciendo a los enemigos de la Nación, logrando
desmontar su funcionamiento como acumulación de sectores
sociales y grupos de poder, instaurando un sistema
político auténticamente democrático basado en la
soberanía del pueblo y estructurando un modelo económico
y cultural argentino asentado en sí mismo en lo
fundamental, sin perjuicio de vincularse al mundo en lo
accesorio.
Detectar con claridad a los enemigos nos maca el límite
de nuestras alianzas y la diferenciación de nuestras
luchas. Con el enemigo hay que luchar, con los aliados
hay que concertar.
No podemos concertar con la peste financiera, con la
corrupción, con la violación de los derechos humanos,
con el poder antidemocrático e ilegítimo, con el
seguidísimo internacional. Con todo esto tenemos que
terminar.
Pero a la vez, debemos conservar nuestras diferencias y
concertar entre todos los sectores que componen la
Nación. No puede haber más enfrentamientos antagónicos
entre fuerzas políticas populares entre sí, ni entre
civiles y militares comprometidos en la defensa de la
Democracia, ni entre industria y campo, por ejemplo.
Todos los conflictos que existe y se presentan en el
seno del pueblo deben tratarse racionalmente, con
predisposición al acuerdo, sin renunciar a legítimos
intereses pero comprendiendo la subordinación de todos a
la gran empresa nacional.
Por supuesto que estos problema secundarios no pueden
ser negados, como si no existieran. Proceder así sería
peligroso porque estaría generando el crecimiento de
esos problemas. De lo que se trata es de encararlos
racionalmente, con la comprensión de su magnitud y con
la necesidad de solucionarlos dentro del campo del
pueblo por el sistema democrático.
Esa es la gran lección que nos da la patria. Nunca más
debemos olvidar la diferencia de jerarquía que existe
entre el gran problema nacional y los problemas
secundarios.
El tratamiento de los problemas secundarios, la dinámica
interna del campo popular o de la Nación es muy
importante, porque es aquí donde debemos delinear el
modelo de economía, de política, de cultura, de
funcionamiento social. Aquí es donde debemos acordar las
pautas de acumulación y de distribución del ingreso, de
desarrollo económico inducido, las metas estratégicas en
lo económico, en lo político, en lo cultural, en lo
internacional. Aquí es donde se expresa aquella
afirmación del comienzo de la gran complejidad de la
contradicción fundamental en la Argentina.
8- Pasos fundamentales para resolver la
contradicción principal.
Ahora bien, frente a esta gran complejidad es
necesario tener perfectamente en claro ciertos
requisitos fundamentales de la acción profundamente
transformadora a llevar a cabo por el campo popular,
acción transformadora cuya finalidad primordial debe ser
afectar o atacar estructuralmente los intereses del
sistema oligárquico imperialista del antipueblo y llegar
a la destrucción de la oligarquía y el imperialismo como
clases sociales actuantes en el país.
Una política popular quiere la construcción de un
sistema económico cuyo móvil no sea el lucro ni el
interés monopolista ni la especulación financiera, sino
que éste destinado y motivado por la necesidad de
producir los bienes económicos, espirituales, culturales
y educativos requeridos por las grandes mayorías del
pueblo Argentino.
Requiere realizar la Reforma Agraria a efectos de
aumentar la producción agrícola y crear un mercado de
consumo que permita el desarrollo industrial.
Requiere la nacionalización del comercio exterior a
efectos de que el beneficio dejado por la producción del
país se vuelque nuevamente al sistema económico
nacional, favoreciendo el autentico desarrollo
económico.
Requiere la nacionalización del manejo de divisas y de
la banca, para utilizar el crédito como palanca de
desarrollo.
Requiere la nacionalización del petróleo y todo el
proceso desde la explotación hasta su comercialización,
a efectos de racionalizar la explotación de acuerdo con
las necesidades del proceso de desarrollo industrial.
Requiere con ese mismo fin y afectando similares
intereses monopólicos, la nacionalización de todas
nuestras industrias básicas-petroquímica, siderúrgica no
ferrosa, etc., así como todos los resortes económicos
estratégicos (transportes, comunicaciones, etc.)
Requiere así como éstas, toda una serie de medidas
totalmente contrapuestas con los intereses oligárquicos
e imperialistas, y cuya efectivización importará al
triunfo del Pueblo Argentino sobre sus enemigos
históricos, coaligados en una espúrea conjunción de
fuerzas antipopulares. Aquí anunciamos apenas una
síntesis esquemática de nuestras principales banderas de
lucha.
Es el plano político, sin estado de sitio, debemos
recuperar la vigencia irrestricta de la soberanía
popular y del poder democrático. Debemos reinstaurar el
respeto a los derechos humanos y las libertades públicas
publicas en su totalidad. Debemos reconstruir el sistema
constitucional integralmente, descentralizando el poder,
devolviendo al as provincias sus facultades,
jerarquizando el Poder Judicial, prestigiando al
Parlamento. Debemos reconvertir al hombre argentino en
el pilar sobre el cual se asiente toda la estructura
política de la Nación.
En el plano económico, debemos delinear un sistema que
permita el crecimiento de nuestra economía nacional sin
trabas externas sobre la base del autoabastecimiento de
los bienes estratégicos (energía, insumos, tecnología,
capitales), desmontando totalmente el sistema basado en
las finanzas y el lucro parasitario. Debemos incentivar
el trabajo productivo, defendiendo la producción
nacional de la competencia externa y de los negociados
con nuestra producción primaria. Debe retribuirse
justamente el trabajo productivo, tanto del asalariado
como del productor agropecuario, el artesano y el
industrial nacional. El hombre argentino debe ser la
base del funcionamiento del sistema económico, que debe
estar a su servicio y subvenir a sus necesidades
elementales que le garantiza la Constitución: vivienda,
alimentación, salud, vestido, educación, asistencia
social, etc.
En el plano educativo debemos reconstruir el prestigio
de la publica, base formativa para los ciudadanos
iguales es derecho que requiere la democracia. Debemos
lograr la reasunción por parte del Estado de su
responsabilidad en la educación de los argentinos,
comprendiendo que sólo la educación pública tiene la
obligación y está en condiciones de alcanzar a los niños
y jóvenes argentinos los elementos formativos que le
garanticen la igualdad de oportunidades. La enseñanza
pública debe ser la guía y conducción de la formación de
los argentinos y debe ser totalmente gratuita en todos
sus niveles.
Se debe poner en vigencia nuevamente todos los principio
consagrados en la ley 1420, teniendo ordenada y
gradualmente a la supresión del aporte del Estado a la
enseñanza privada. En la Universidad se deben
reimplantar los principio dela Reforma Universitaria de
1918.
En el plano de la salud, el Estado debe asegurarla a
toda la población (cualquiera sea su condición social,
económica, cultural) pues es un derecho social básico.
Se bebe instituir una política nacional de educación
física y deporte.
En el plano cultural, debemos promover el florecimiento
de la cultura nacional, derogar y prohibir todo tipo de
censura oficial o privada, apoyar los valores autóctonos
en todas las artes, fomentar el conocimiento de las
técnicas de expresión artísticas para las grandes
mayorías y facilitar la llegada de obras y artistas al
gran público. Debe apoyarse económicamente a los
artistas para fomentar su actividad a la vez promover su
difusión. Pero fundamentalmente, debemos comprender que
la gran transformación cultural en la Argentina se
logrará cuando el pueblo asuma la plena conciencia de su
situación de dependencia ( dela cual derivan los grandes
problemas nacionales) y a través de actitudes concretas
se convierta en el protagonista inexcusable en la
resolución de los mismos. Para ello es fundamental que
el Estado garantice que los medios de comunicación de
masas estén al servicio de la democracia y no al
servicio del antipueblo.
En el plano internacional, debemos recuperar el rol
tradicional dela Argentina en América Latina, tendiendo
a lograr la unidad del subcontinente en forma
progresiva, en los ordenes económicos, político y
cultural, así como en la educación de sus pueblos.
Debemos tender a presentarnos ante el mundo como un
grupo cohesionado y en el futuro como una sola nación
con nuestros hermanos de iberoamerica, sobre la base de
nuestros principios tradicionales de no intervención,
defensa de autodeterminación de los pueblos, solidaridad
con los pueblos del mundo que luchan por su liberación
colonial o imperialista e igual jurídica de los Estados.
9- Conclusión.
Carácter dialéctico de la Contradicción
Fundamental.
La contradicción fundamental de la sociedad argentina
es, sintetizando, la que enfrenta al antipueblo
(oligarquía, imperialismo, burguesía gerencial, etc) que
lucha por mantener su dominación sobre el Pueblo
Argentino (trabajadores, clases medias, empresariado
nacional no comprometido con el imperialismo) que pugna
por su liberación.
La resolución de esta contradicción será lograda con el
triunfo de las fuerzas populares, la destrucción de la
oligarquía y el imperialismo como factores de dominación
actuantes en el país y la realización de la Liberación
Nacional que rompa los lazos de la dependencia y
comience la construcción de un sistema político,
económico y cultural independiente, como primer paso
hacia la construcción de la sociedad del futuro.
En la sociedad del futuro, como en toda sociedad,
también habrá alguna contradicción fundamental. Hemos
enunciado aquí las generalidades de la contradicción
fundamental en la Argentina actual. Pero también debemos
ser consientes de que todo proceso social es dinámico y
que las características de la contradicción cambian.
En la actualidad la contradicción principal tiene
características nacionales. Una vez afianzada de la
Nación y derrotados definitivamente sus enemigos, la
contradicción principal tendrá otras características,
otros problemas, otros actores, otra dinámica. Entonces
definiremos la realidad nuevamente, detectaremos cuál
será la contradicción, analizaremos los sectores
sociales que lo motorizan y propondremos su solución.
Nuestra guía será la conformación filosófica del
radicalismo: el respeto por la dignidad humana, la
felicidad del pueblo, el bienestar para todos y la
realización de una sociedad justa, libre e igualitaria.
Buscaremos la solidaridad y la fraternidad,
perseguiremos siempre la meta de la justicia integral y
marcharemos tras el ideal de la igualdad de
oportunidades para todos los hombres y mujeres.
Seguramente la contradicción principal será otra. Pero
estudiando la realidad y actuando intensamente en ella
podremos ir marcando el camino y recorriéndolo.
De nuestra resolución de la actual contradicción
fundamental y de nuestro correcto tratamiento de las
contradicciones secundarias dependerá que los problemas
fundamentales de las próximas etapas históricas
argentinas no tengan la gravedad que tiene el presente.
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